El viacrusis de la adopción

2025-06-13 | Armando Vásquez A. | Columna Archivo Confidencial
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Hay quienes quieren ser papás y recurren a la adopción y se estrellan con una tardanza cercana a los cinco años para lograr su objetivo. En Sonora hay más de dos mil menores con ganas de ser adoptados –la mitad de ellos en Hermosillo--, pero para cuando el DIF y su consejo ad hoc resuelven, ya dejaron de ser “candidateables”.

La lista de solicitantes supera el centenar actualmente, en 2020 era de 55 (48 parejas y siete mujeres solteras), que se sumaron las que año con año se acumulan. Para el 2022 se concretaron 36 adopciones y 13 en 2024 cuyo año fiscal el DIF tuvo un presupuesto de 993 mdp.

No es un problema nuevo pues del 2016 al 2021 se concretaron solo 124 adopciones.

La Ley de Adopciones de Sonora (2023) requiere una renovación anual para que funcione adecuadamente pues no establece mecanismos claros para monitorear la integración familiar con lo que se arriesga la estabilidad emocional de los menores adoptados.

Trae fallas sustanciales. No se ha generado un sistema de supervisión obligatorio por tres años tras la adopción y curiosamente para los extranjeros es sumamente difícil que logren este propósito pues desde el 2013 solo se permiten que adopten menores de cinco años o con discapacidades especiales.

No hay una coordinación con la Convención de La Haya y esto complica los procesos y alarga los tiempos de espera. De hecho, en países como Colombia, aplicado a esos convenios internacionales es el que mayor efectividad tiene para lograr una adopción en máximo 18 meses. En Sonora, para los locales hasta cinco años y extranjeros hasta seis.

No existe aun en la ley un apartado que incluya en los derechos de la familia la oportunidad de adopción. Ya los revisé. Así como tampoco que se destine una parte del presupuesto del DIF a realizar campañas de sensibilización para que haya más solicitudes que tendría que ir aparejado a una estrategia de facilitación por parte del Estado lo cual explicamos más adelante.

El 80 por ciento de los solicitantes buscan niños menores de ocho años, ¿y el resto hasta los 17 años? Aunque no hay transparencia en los datos, se calcula que en Sonora existen una veintena de orfanatos y casas hogar, la mayoría privados que atienden este sector principalmente mediante el ofrecimiento de cobijo, alimentación y educación. Ejemplos, sobran.

El requisito para adoptar que más tardanza provoca en el DIF Sonora es la obtención del Certificado de Idoneidad, debido a la evaluación psicológica y el estudio socioeconómico que implican procesos que suele tardar hasta dos años al incluir entrevistas, visitas domiciliarias y capacitaciones de crianza asertiva, según la complejidad del caso y la disponibilidad de personal capacitado en las 22 Subprocuradurías y seis Sub Agencias de Adopción. La falta de coordinación y la alta demanda de evaluaciones contribuyen a la demora.

Ahora bien, la ley sobre adopciones no se armonizó con la Ley General del 2019 que trata sobre la inclusión, desarrollo de personas con discapacidad (que conforme a los requisitos no pueden adoptar), los derechos de los menores, entre otros puntos que son un espejo de la Ley General federal que también tiene fallas similares.

Así pues y luego de leer la Ley sobre Adopciones de Sonora, debe reducirse ese plazo de certificación de idoneidad a seis meses como máximo. A su vez se debe agregar al artículo 12 bis la creación de un Programa Estatal de Sensibilización a la Adopción mediante campañas anuales para fomentar la adopción de adolescentes, discapacitados y grupos de hermanos.

Es factible reformar el artículo 20 para establecer un sistema de seguimiento post-adopción por tres años protegiendo siempre al menor.

En el cuarto, adicionar al 25 bis para flexibilizar adopciones internacionales que se limitan al máximo porque la ley preferencia a los nacionales por aquello de que los chamacos continúen absorbiendo la cultura mexicana. Pog Dios.

Asimismo, se debe agregar al artículo 30 la conformación del Día Estatal de la Adopción como eje rector para crear conciencia y cultura o armonizarlo con el día internacional de la adopción que es el nueve de noviembre. Y así nos podemos ir con otras mejoras.

No es fácil, pero se tiene que incluir en la renovación de la ley para adecuar el presupuesto y otorgar a los entes responsables del personal necesario para generar soluciones y achicar los tiempos. También valdría la pena pensar en una reorganización del esquema que actualmente se maneja.

Hay quienes aseguran que la tardanza en los procesos obedece al cuidado detallado del menor para limitar el tráfico de niños o de órganos, pero no es cierto. Tardan mucho porque los esquemas burocráticos –incluidos la veintena de requisitos--, así lo establecen.

Es un trompo al uña que los hacedores de leyes tienen que atender.

Por eso cuando se festeja el día del padre –tercer domingo de junio--, de la madre, o de la familia (primer domingo de marzo), brincan los más de cien mil niños que están en situación de calle en el país, el medio millón sin padre, (muchos por culpa de la inseguridad) y los 700 orfanatos que hacen su lucha de buena fe al atender a 30 mil chamacos, según la Red Latinoamericana de Acogimiento Familiar.

Espero no estar sembrando en el desierto.

EN FIN, por hoy es todo, el lunes le seguimos si Dios quiere.