¿Fascismo en la Casa Blanca?
OLOR A DINERO
Por: Feliciano J. Espriella
El fascismo es una ideología política autoritaria y ultranacionalista que busca la concentración del poder en un líder o grupo, rechaza la democracia y promueve la supresión de opositores y libertades individuales. Se caracteriza por el control centralizado, el militarismo y la glorificación del Estado por encima de los derechos humanos.
Los tres ejemplos históricos más representativos del fascismo son:
1. Benito Mussolini (Italia): Fundador del fascismo y líder del régimen que gobernó Italia desde 1922 hasta 1943.
2. Adolf Hitler (Alemania): Líder del Partido Nazi, responsable del ascenso del nazismo y la implementación de políticas fascistas en Alemania desde 1933 hasta su caída en 1945.
3. Francisco Franco (España): Dictador que gobernó España desde 1939 hasta su muerte en 1975.
Estos líderes implementaron regímenes totalitarios que compartían principios de ultranacionalismo, autoritarismo, militarismo y represión de libertades políticas. Y ahora, después de tantas décadas, parece haber surgido nuevamente un dirigente autoritario y ultranacionalista que despacha desde el Salón Oval de la Casa Blanca: Donald John Trump, nacido el 14 de junio de 1946 en Queens, Nueva York.
Desde su primer mandato en 2017, Trump evidenció un temperamento fascistoide que intentó imprimir en su gobierno, aunque limitado por el Partido Demócrata, cuya fuerza en el Congreso sirvió como contrapeso. Situación que, al parecer, ya no se presenta.
Con un Congreso y Senado a su favor, el actual inquilino de la Casa Blanca está demostrando que ha llegado dispuesto a ejercer un mandato fascista sin mayor oposición. Si existían dudas al respecto, estas se disipan con las inhumanas acciones contra migrantes emprendidas esta semana en Los Ángeles, California, y que amenaza con extender a Nueva York, Chicago y otras ciudades donde residen cientos de miles de inmigrantes, especialmente latinos.
La periodista Denise Maerker, al referirse a estas acciones, habla de "fascismo en América", afirmando que lo que el presidente está haciendo "ya no se le puede llamar de otra manera". Sostiene que Trump sigue un "guion que vivieron muchos países en los años 20 y 30 del siglo pasado" y que sus acciones representan "pasos agigantados" hacia "un fascismo completo".
Deshumanización y retórica de odio
La administración Trump ha descalificado a los manifestantes llamándolos "animales", "extranjeros" y "vándalos". Se observa una prevalencia de "mentiras falsas o la posverdad", y una retórica de "odio nativista" alimentada por figuras del gobierno. Este lenguaje contribuye a la deshumanización de una comunidad que, paradójicamente, es esencial para la economía y la vida estadounidense.
La política migratoria de Trump está "traumatizando" a las comunidades y generando un "hostigamiento" palpable, incluso con la presencia de agentes de inmigración vestidos de civil en edificios gubernamentales y cortes, lo que ha generado profunda molestia.
En síntesis, las fuentes indican que las redadas migratorias, la retórica divisiva, la militarización de la ley interna y la búsqueda de centralización del poder configuran un patrón histórico de fascismo: el control y la deshumanización del "otro" con fines políticos.
El gobierno de Trump ha "magnificado" eventos localizados, como las manifestaciones en Los Ángeles, para crear la percepción de una ciudad "asediada por hordas espantosas", justificando así la intervención y el envío de "marines",
"hombres armados preparados para la guerra". El gobernador de California, Gavin Newsom, calificó esta acción como un "descarado abuso de poder" y criticó el despliegue de fuerzas militares entrenadas para el combate en el extranjero para la "aplicación de la ley nacional" en las calles de su estado.
Lo que hoy ocurre en Estados Unidos no es una simple política dura ni una estrategia electoral: es la resurrección impúdica de un fascismo que se creía superado. La historia no se repite, pero sí rima, y esta vez la melodía suena a botas, odio y silencio impuesto. No es exageración: es advertencia.
Por hoy fue todo, gracias por su tolerancia y hasta la próxima.