Chairos de tercera generación
HAY UNA IZQUIERDA renovada surgida del crisol que es Morena a la cual, los izquierdistas de a deverás tachan de amorfa y la rebajan, al igual que los derechistas, al denominarla “populista”. Se cataloga como un partido de centro-izquierda, conforme a la historia que se han creado. https://bit.ly/2SOpA0n
De hecho, no tienen una focalizada y atinada ideología que aun, al día de hoy, se sigue fusionando pues en el papel dicen una cosa y en la práctica, otra.
Quienes integran Morena conforman un amasijo de creencias que se mezclaron al interior y ante esa falta de definición Andrés Manuel la bautizó como 4T, resultante de los torcidos renglones que surgieron del Foro de Sao Paulo, no de la última reunión cumbre protagonizada por la llamada Internacional Socialista que consideran en desuso o desaparecida.
Las diferencias entre estas nuevas líneas de supuesta izquierda y los lineamientos surgidos del marxismo-leninismo original saltan a la vista. Tan es así que varios intelectuales considerados de izquierda, así como escritores, políticos, artistas, periodistas y el tipo de mexicanos considerados granados en estos temas, impulsores toda su vida de la izquierda original aprendida en la universidad o en las luchas sociales en las que se prendieron, son opositores hoy tanto a los designios de Amlo como de sus criterios pro 4T.
La crítica más constante que ha recibido Amlo es que se cobijó en una supuesta ideología que transformó a modo para llegar y sostenerse en el poder per saecula saeculorum, (por los siglos de los siglos).
Se recuerda que para llegar a ese extremo Amlo partió en dos al PRD, surgido de aquella escisión priísta de 1989, al considerar que como partido le quedaba chico, sin los atributos que él buscaba para llegar al poder, de allí el nacimiento de Morena en 2014.
Por eso al día de hoy podemos catalogar, antes y después del 2018, a los chairos de primera, segunda y tercera generación y en base a esta calificación podemos dibujar mejor los diferentes escenarios que se avecinan.
Los de primera generación son aquellos que vienen desde antes de la fundación de Morena y apoyando con todo a Amlo.
Dentro de este modelo hay tres sub grupos.
Los primeros, que lograron embonar en la esfera de poder gubernamental y que han permanecido –no todos, claro está--, y aquellos que se consideran originales y son muchos los desilusionados.
Los segundos que, aunque su labor dentro de Morena ha sido apática, han logrado algunos beneficios de cualquier tamaño y no aplican mayor esfuerzo por buscar que les den más. Son masa estándar.
Y los terceros, aquellos chairos que una vez que probaron lo bueno quieren obtener más y más, al mero estilo “aspiracionista” y que entendieron que su partición en las elecciones les podía abrir puertas para obtener mayores beneficios.
De este último surgió la segunda generación. Se les vio más activos en estas elecciones del 2021, laborando ya en equipos de trabajo o bien, directamente como candidatos. Entendieron que la pertenencia a una “tribu” o seguir a un “gurú” dentro de Morena les abría ese camino sobre el cual podían aspirar en un momento dado para obtener mayores ganancias individuales.
Y la tercera generación de chairos es aquella que se siente con el derecho de ser tomados en cuenta –no en el gobierno federal que se les volvió inalcanzable--, sino en los estatales y municipales, sin importarles que no cumplan con un perfil para llenar un cargo público. Se sienten triunfadores y deben ser obligadamente recompensados tanto ellos como sus familiares cercanos.
No son como la segunda generación que ya mascó las distintas fases para acertar un objetivo.
Esta es una generación más peligrosa para Morena pues entre sus características palpables es que están picados de un triunfalismo que han pregonado a quien los escuche y que, al no cumplirles con las expectativas que se crearon ellos mismos, empezarán una guerra de guerrillas al interior de Morena –dudo que estén afiliados--, pues poseen una combinación de desilusión, frustración y coraje que ocasionará fisuras políticas más grandes que las perpetradas por los originales.
Esta tercera generación que se considera “iluminada” y “tentada por la divinidad política” es defensora a ultranza de quien consideran su “líder espiritual” que tienen a la mano –gobernador o alcalde--, de tal manera que a todo ataque contra dichos personajes se encargan de blindarlo de alguna manera y conforme a la disposición de los medios de comunicación al que tengan acceso.
En este nivel de chairos ya no se habla ni de ideologías, ni de los estatutos de Morena y mucho menos de los designios de Amlo a quien apoyan por ser el líder principal pero que está muy lejano, a quien se le siente pero no se le palpa, por ello obedecen al líder más cercano, al que tienen a la mano quien se convierte el modelo a seguir y en el cual ponen todas sus esperanzas para prosperar de manera económica, principalmente, lo cual es su interés oculto que tarde o temprano saldrá a la luz pública de alguna manera.
El detalle es que no saben lo que es el sacrificio de la lucha social, son aquellos que le temen al piquete de hormiga, que no saben sudar y mucho menos ensuciarse las manos con tierra. No se les ve más que en redes sociales y pertenecientes a grupos de watsap donde surgió una camaradería que los arropa de complicidades ad hoc a lo que requería su guía o candidato, razón por la cual se sienten merecedores de una parte del pastel.
Esa supuesta lealtad expresada es frágil, es una generación light que, insisto, no tienen bases ideológicas o institucionales que les permitan aguantar vara si no son de los elegidos dentro del nuevo gobierno o bien, si se ven dañados por las nuevas disposiciones que se emitan. De allí su peligrosidad. Será cosa de esperar los tiempos y el trinar de dientes pues son quienes se sienten defraudados del establishment priísta o panista al que no tuvieron acceso y que no aguantarán una segunda desilusión. Nunca comprendieron y mucho menos aceptarán que fueron "idiotas útiles" como dijo en su momento Lenin https://bit.ly/3gHiYKo
EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorado en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de CEO, Consultoría Especializada en Organizaciones…
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