Como destruir una organización y hasta un país

2024-07-11 | Armando Vásquez A. | Columna Archivo Confidencial
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EL DIABLO ESTÁ EN LOS detalles.

Destruir cualquier organización, del tamaño y giro que sea, hasta un país, requiere de algunas técnicas que son semillas contaminantes que germinan y en un tiempo determinado, causan tal daño que se llega a un punto sin retorno.

Hay varios y diferentes estudios al respecto, hasta un manual de la CIA manejado desde hace más de siete décadas y algunos puntos que no pierden su vigencia, claro, y también hay documentales sobre el tema.

Lo que está de moda hoy son los partidos políticos. En esta ocasión analizaremos en el comportamiento de las bases, aunque en algunos aspectos también puede ser contextualizado en el actuar de los dirigentes.

Veamos.

Un buen saboteador es aquel que hace todo tipo de preguntas en las reuniones con más de cinco asistentes, según los cánones de destrucción, suficientes para generar dudas. Incluso, es quien plantea asuntos irrelevantes, entiende mal las órdenes, siempre cuestiona, empieza discusiones sobre las órdenes y las desafía de manera permanente.

Es una persona que no es razonable, pero exige que sus compañeros lo sean, es quisquilloso con el lenguaje, horarios, resoluciones. Se ampara en la ley del menor esfuerzo, busca bajar la moral con intrigas, es complaciente con los ineficientes y enaltece a los que no se lo merecen. Comete errores, olvida información, siembra intrigas y rumores, pero, sobre todo, aprovecha las lagunas, yerros, desactualizaciones o bien, interpreta a su modo los reglamentos de la organización que siempre serán perfectibles.

Así se empieza y es aplicable también a países cuando el gobernante se centra en que no se tomen atajos inteligentes para acelerar las decisiones, que todo se haga conforme a los “canales” debidos e insiste con “discursos” tan frecuentes como pueda y de larga duración, ilustrándolo con largas anécdotas y relatos de experiencias personales.

A su vez traslada asuntos importantes que requiere llevarlos a un nivel de espera indeterminado conformando comités “para su ulterior consideración y estudio” los cuales, entre más numeroso sean mejor pues sabe que en la difuminación de las responsabilidades es posible ampliar la posibilidad de fracaso. Recuerde que busca destruir un país.

También, el saboteador debe buscar el tratar temas irrelevantes tan a menudo como sea posible y colocar la duda como piedra angular para establecer diferentes ópticas sobre un caso que requiere no solamente alargarse, sino que la probable solución se complique. Es importante hablar de asuntos ya resueltos y aun así cuestionar la conveniencia de dicha decisión.

Siempre aboga por la precaución, el ser razonable –e instar a quienes le rodean de que lo sean--, evitar las prisas que puedan derivar en situaciones embarazosas o dificultades en un futuro de corto plazo. Lento que voy de prisa. Y mejor cuando inventa frases pegajosas para sus oyentes.

Este tipo de personajes, a la hora de asignar tareas siempre realiza los menos importantes primero y asigna los trabajos trascendentales a los más ineficientes. ¿Recuerda aquello del 90% de lealtad y 10% de capacidad? Curiosamente buscan la perfección cuando se ejecuta con efectividad una acción y siempre le buscan cualquier fallo mínimo para denostar el buen cumplimiento. Hay que recordar lo que ocurrió con la segunda detención de Ovidio pues pagaron los platos rotos militares importantes de inteligencia.

Saben que, a río revuelto, ganancia de pescadores, por eso dividen, siembran la discordia, bajan la moral y buscan que la gente no prospere, se vuelva conformista afectando la productividad. ¿Para que quieren más de un par de zapatos?

También convoca a reuniones cuando hay más trabajo pendiente, multiplica los trámites y autorizaciones, sobresatura la burocracia, convence de la necesidad de que tres personas aprueben todo lo que podría hacer una sola.

Una regla de oro para el destructor de países es actuar lentamente, inventando todas las interrupciones posibles, trabajar mal y culpar a otros o bien, a la maquinaria, el mal clima, equipamiento deficiente incluso a quienes le precedieron, siempre tener excusas, quejarse de que ese tipo de factores le impiden hacer su chamba correctamente y en todo momento utilizar esas herramientas como justificación para realizar cambios ineficientes en las reglamentaciones que orillen al fracaso. Transformar para deconstruir.

Otro punto interesante es que nunca transmitirán sus conocimientos y experiencias a nuevos talentos o personas menos capacitadas pues conlleva a que sus deseos no se comprendan y se desvíe el objetivo de su dañina misión.

Esta serie de tácticas aplicadas en otros países desde los cuarentas nos permite asegurar que no hay nada nuevo bajo el sol, solamente que en México no las conocíamos hasta que empezaron a aplicarlas. Hoy entendemos que es la ya no tan nueva modalidad que nos acerca a la tiranía. Y tampoco hay novedades que presumir:

Por ejemplo, en Sri Lanka existe un aeropuerto cuya situación es igualita a la del AIFA y ya tienen cinco años funcionando como elefante blanco. En Venezuela, el organismo público que maneja el petróleo es similar a Pemex en todos los sentidos. En Rusia, su sistema de salud es idéntico e igual de deficitario que el mexicano con todo y falta de medicinas.

En Corea del Norte lograron acabar con la libertad de expresión persiguiendo a los periodistas y a todo aquel que atentara contra el sistema convirtiéndolo en enemigo del pueblo. En Nicaragua encarcelan hasta sacerdotes por considerar que atentaron contra la patria. Y sobre la inseguridad y su asociación con narcos, los ejemplos cunden en los países socialistas.

EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.

Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios impresos y electrónicos, cuenta con Licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y es doctorante en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…

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