Maduro y la reelección de Biden

AL ESTILO DE LA película de 1997, Wag de Dog (“Menear al perro” en EU, “La cortina de humo” en España, “Mentiras que matan” en Argentina, “Escándalo en la Casa Blanca”, resto de Latam), las elecciones a la presidencia de Estados Unidos entraron a una fase de espectacularidad.

Si cae Nicolás Maduro pudiera darse el caso de que ello refuerce la candidatura de Joe Biden. Eso lo veremos el próximo 28 de julio que se realizan las elecciones presidenciales en Venezuela.

Es que, de entrada, permitió la presencia de un candidato opositor: Edmundo González Urrutia quien cuenta con todos los parabienes de María Corina Machado, la reina sin corona (maniatada por el régimen pero que obtuvo en las primarias dos millones de votos) y quien ha logrado aglutinar en las encuestas internas y externa un 60 por ciento de aprobación contra un 20% del dictador.

Maduro ha querido hacer todo tipo de chanchuyos legales, pero no les han funcionado y tiene en el cuello la opinión internacional que si bien no le ha pesado con anterioridad, ahora sí pues de entregar el poder requerirá de un lugar de residencia para disfrutar y manejar junto con su familia los cinco mil millones de dólares amasados y colocados en países que son paraíso fiscales. Tendrá que salir de Venezuela para que no lo maten.

Hace dos meses, Maduro se reunió con una comisión de gringos y se corrió fuertemente el rumor de que entregaría el poder. Incluso de que negoció su salida por la puerta trasera del país para seguir con su vida exiliado.

Pero más allá, se metió en tales aprietos que perdió el apoyo de China, principal financiador --50 mil mdd del 2018--, país al que no puede pagarle ni con petróleo que era la base del préstamo pues la extracción del crudo es menor a los 700 mil barriles diarios y no es suficiente. Su vecina Guyana produce más.

De hecho, le ocurrió lo que está pasando en México, no invirtió desde su llegada, cosa de once años, en el mantenimiento de la infraestructura y por ello no puede producir más y los gringos son los únicos que cuentan con la capacidad tecnológica para ello, los chinos andan en eso pero aún les falta mucho.

Ante esta perspectiva se le ocurrió recientemente a Maduro invadir la región del Esquibo de Guyana pero no solamente se metió en un lío internacional sino que afecta directamente las inversiones en ese lugar tanto de EU como de China. La regó en su desesperación.

Su contrincante aseguró que cuenta con un proyecto para pagar la deuda a China apoyados en Estados Unidos.

Aunado a la grilla internacional que se carga Maduro, a ello se le suma el éxodo de ocho millones de venezolanos que al abandonar su país buscan ingresar a Estados Unidos y en el camino se han establecido en países como Colombia, Nicaragua, Perú, entre otros, cuya cauda de familias afecta directamente sus economías nacionales.

Se calcula que a México llegarán poco a poco unos dos millones de venezolanos durante el próximo año pues lo toman como país de paso rumbo a gringolandia, por eso el gobierno de Amlo inició una campaña de pagarles a los bolivarianos para que se regresen a su patria, pero fue uno de tantos proyectos que fracasó al ser unos cientos los que tomaron el viaje en avión y el dinero, más no fue suficiente.

Tras caer Maduro, el gobierno estadunidense y el nuevo gobierno de Venezuela iniciarán una lógica campaña de repatriación para que las familias vuelvan a unirse y se considerará esta opción como un punto a favor de la política anti inmigrante de Biden.

El destino de Venezuela está directamente ligado al de Cuba ya que el 70 por ciento de su consumo diario de petróleo y sus derivados es proporcionado casi gratuitamente, hay otro diez por ciento que le regala México, pero es insuficiente y de allí los constantes apagones en la isla.

Por cierto, Venezuela tiene tanto petróleo que se considera que cuenta con cuatro mil años de abasto, según María Corina.

Si Maduro cae, la oposición dejará de proporcionar esa ayuda a Cuba y con ello iniciará la caída del régimen castrista en un cortísimo plazo, que según especialistas sería a más tardar para finales de octubre, días antes de las elecciones presidenciales estadunidense en noviembre cinco.

¿Quién se llevaría los aplausos?, obvio.

No habrá países que otorguen mayores apoyos de energía a Cuba salvo México cuya corrupción en Pemex y su falta de mantenimiento en sus plantas –de allí tantas explosiones, como ocurre en Venezuela—son una detente aunado a que el primero de octubre toma posesión Claudia Sheinbaum, días suficientes para que EU le apriete algunas tuercas y el nuevo gobierno mexicano se olvide de apoyar al gobierno socialista de la isla.

EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.

Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios impresos y electrónicos, cuenta con Licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y es doctorante en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…

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