Tender la cama…

2024-07-09 | Armando Vásquez A. | Columna Archivo Confidencial
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AUNQUE A MANO LEVANTADA, los más de tres mil delegados que permitieron el cambio en los estatutos para que su dirigente nacional pueda buscar su permanencia hasta el 2032, es un reflejo de lo que ocurrió en el país en las pasadas elecciones, claro, en su debida proporción. Pero la causal es la misma: la indiferencia.

40 millones de mexicanos no acudieron a las urnas. En el PRI, del millón y medio que lo integran, el dos por ciento definió su incierto futuro. Aún no se explica Xóchitl Gálvez porque ante tanto mal que aqueja al país, no hubo el despertar que esperaba.

El 11 de febrero de 1917, (ya se ha de imaginar el contexto mundial), el filósofo italiano Antonio Gramsci (1891-1937), marxista de cepa, de los originales, escribió un artículo en el cual calificaba la indiferencia como apatía, parasitismo y cobardía. La calificó como el peso muerto de la historia, una actitud que destroza al brillante, al héroe y a los osados que buscan un cambio. Que opera pasivamente y desgarra.

Hay un párrafo, que es una joya:

“Lo que ocurre no ocurre tanto porque algunas personas quieren que eso ocurra, sino porque la masa de los hombres abdica de su voluntad, deja hacer, deja que se aten los nudos que luego sólo la espada puede cortar, deja promulgar leyes que después sólo la revuelta podrá derogar, deja subir al poder a los hombres que luego sólo un motín podrá derrocar”. https://n9.cl/pt6pd

El detalle con los filósofos es que tienden a invitar a la reflexión y llevan intrínseco sembrar la semilla del cambio en el ser humano para que despierten a su realidad y dejen de ser observadores que dejan hacer y pasar ensimismados en su propio y particular mundo. Pero no dicen cómo, no son guías directos, no dictaminan una acción a seguir. Ellos conforman el sustento y dibujan sus verdades. Pero si transforman al mundo con sus reflexiones.

A la masa, como diría el sicólogo, sociólogo, médico y etnólogo francés Gustave Le Bon en 1895, hay que dirigirla y conformó un compendio del cómo hacerlo que se puede leer en su libro “Psicología de las masas”, que se puede descargar en este link https://n9.cl/15j8v

Lo interesante de los dos personajes mencionados es que son fuentes primarias. Digo, para los académicos.

Son innumerables los autores que manejan estrategias para que una sociedad en su conjunto cambie y transmute en mejores seres humanos. Se manejan herramientas y consideraciones muy propias del entorno que se vive en esos momentos. Y si, la mayoría manejan responsabilidades de gobierno, educación, valores y todo aquello que signifique un cambio de paradigmas o perspectivas para un mejor futuro.

Pero son escasos quienes establecen comportamientos detallistas que hagan a un lado la indiferencia como tal y abran la puerta a la motivación personal, esa que se da cuando entra por la ventana el enamoramiento –otros le llaman de otra forma--, que te produce una relación con otra persona o bien, cuando te casas con una ideología, idea, pensamiento que te transforma completamente.

No hay que ir muy lejos para entender cómo lograr hacer a un lado la indiferencia pues comienza en el hogar.

Así como en el ejército la disciplina comienza por tender correctamente la cama, igual puede ocurrir en la casa: bien vestir, zapatos boleados, orden en cocina y resto de donde vivimos, que la suciedad moleste, higiene personal impecable, cuidado extremo de las mascotas y plantas, apagar la luz si no se usa, hábitos saludables, atención a los detalles y respeto con todos los integrantes de la familia es el primer paso para pensar en un ciudadano responsable y atento a la problemática social. No hay pierde.

Luego vienen otras actividades que conllevan la siembra de conocimientos variados que imponen por lo general los padres de familia pero que también aprenden los hijos en su devenir y aunque suelen chocar, la tolerancia se impone.

Da qué pensar la proliferación de enfermedades, drogadicción, buyilling y tantas problemáticas sociales más que recaen en la falta de seguir sencillas reglas como lavarse las manos y de comportamiento, sobre todo, incluyendo el manejo de sentimientos. Si funciona en la medida de lo posible.

Los futuros políticos se forman en casa. Pero también todo tipo de profesionistas –médicos, abogados, periodistas, profesores y un largo etcétera que conforman el bagaje de la mano de obra de este país que en su mayoría sigue el ejemplo de sus padres incluyendo los obreros, campesinos, burócratas que buscan que sus hijos mejoren su destino--, y siempre vamos a culpar entes externos (así sea el gobierno), si no se logra ese objetivo de mejora.

Traemos en la sangre ser pesimistas ¿cuándo hemos visto en un medio que su nota principal sea positiva?, y echamos la culpa a tantos que faltan dedos. Lo peor es que esto que le comento ya lo sabemos, pero no hacemos nada.

¿Queremos cambiar nuestro entorno?, el primer paso es enseñar a los hijos a tender su cama. Lo demás vendrá por añadidura.

EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.

Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios impresos y electrónicos, cuenta con Licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y es doctorante en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…

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