La otra realidad
LA PRESIDENTA MENCIONÓ cinco puntos para fortalecer la economía mexicana:
Fortalecimiento del mercado interno para garantizar la autosuficiencia alimentaria y energética; promover la inversión pública impulsando la creación de empleos; dijo que inician este y el próximo mes la construcción de trenes de México a Nuevo Laredo y de México a Nogales, así como carreteras, obras de agua, y un millón de viviendas; echar a funcionar el Plan México” y fortalecer los programas sociales del bienestar.
Los economistas enfocan esta narrativa en los modelos neokeynesiano o desarrollista o en una combinación de ambos que prepondera la intervención del Estado, idéntico al que se desarrolló durante el sexenio de Luis Echeverría Álvarez en 1970.
Las ideas keynesianas establecen que el gobierno juega un papel activo en la economía, utilizando políticas fiscales y monetarias para estabilizar el ciclo económico. Utiliza políticas fiscales expansivas que, en tiempos de recesión, aumenta el gasto público y reduce los impuestos para estimular la demanda agregada, pero esto último no ocurrirá con Sheinbaum.
A su vez regulará el mercado para corregir fallos y garantizar una competencia justa (gasolina a 24 pesos), así como mantener el empleo a través de ciertas políticas.
El enfoque desarrollista a su vez se centra en la promoción del desarrollo económico y social vía el Estado promoviendo la industrialización como motor de desarrollo económico fomentando la creación de industrias nacionales. A su vez, invirtiendo en infraestructura como carreteras, puertos, trenes y energía, para mejorar la competitividad y atraer inversiones.
Busca sustituir las importaciones mediante la promoción de la producción nacional y reforzar los programas sociales como una forma de reducir la desigualdad.
Lo interesante del discurso es lo que no dijo.
Según los expertos en el tema, en cuanto al mercado interno se requieren hasta quince años sin aflojar el paso en todos los órdenes para estar en el camino debido. Hay cuatro países en el mundo que emplearon el enfoque desarrollista durante un contexto determinado: Japón y Corea del Sur, (luego de la posguerra y empezaron su transformación en 1960), China (tras la reforma económica de 1980) y Brasil (pasando su transición democrática inicios de los ochentas), cuyo principal bastión fue la educación, uso de la tecnología, industrialización, infraestructura y políticas anticorrupción y de seguridad pública apropiadas como factores para promover la inversión bajo una política de apertura al mundo.
En cuanto a tiempos. En un contexto ideal, la inversión en infraestructura requiere hasta diez años –dependiendo de la magnitud del proyecto--, para mostrar resultados significativos. En educación, capacitación y transformación de la fuerza laboral, hasta 15 años para ser evidentes.
Los programas sociales pueden mostrar resultados en siete años; la implementación de políticas efectivas y reformas estructurales (incluye aumentar el salario mínimo), promover la autosuficiencia en alimentos y energéticos, así como fomentar la inversión pública y privada, cinco años y la colaboración pública privada, siete años.
Esos tres mil kilómetros de vías ferroviarias mencionadas por Sheinbaum en un ambiente ideal, bien pueden requerir siete años: los estudios de viabilidad, impacto ambiental y consultas sociales (dos años); financiamiento y licitaciones (un año), construcción y desarrollo (cinco años) pues además de las vías y estaciones se tiene que contemplar la complejidad del terreno y la eficiencia de los equipos de construcción.
De los siete megaproyectos en México para este año, Mexicable Línea 3 se supone que concluirá en diciembre del 2026. El puerto Nuevo Manzanillo apenas va en la fase uno de dragado y no tiene fecha para cuándo terminarlo, igual con las Líneas 4 y 6 del Metro que se están construyendo, pero en la planificación no colocaron fecha de terminación como tampoco en la supercarretera Mitla Tehuantepec, ni la línea 5 del Mexibus o la presa Libertad en Nuevo León. Las expectativas no son halagadoras y así nos podemos ir con otras obras públicas.
En un saco de incertidumbre podemos meter el tren Maya, Tren Interoceánico, Tren México Querétaro, Tren Inter Urbano México-Toluca, Proyecto Transístmico, refinería Dos Bocas, Línea 12 del Metro, el NAICM, el mismo AIFA, el Centro de Convenciones de Acapulco, Presa El Zapotillo en Jalisco, Hospital General de Tláhuac, entre otras.
¿Qué requiere México para adoptar un modelo desarrollista y que sea exitoso?
Cuenta con recursos naturales abundantes: petróleo, minerales y tierras agrícolas fértiles. Una ubicación geográfica envidiable con acceso a ambos océanos que le ofrecen ventajas estratégicas para el comercio internacional y la inversión extranjera. Infraestructura que es necesaria mejorarla y ampliarla. Población joven y una fuerza laboral en crecimiento, así como tratados comerciales que facilitan el acceso a mercados internacionales.
Le falta combatir la corrupción con políticas efectivas de transparencia y rendición de cuentas. Emplear diferentes estrategias –no nada más los programas sociales--, para combatir la desigualdad social inyectando recursos en el área de servicios públicos. Requiere detener la inseguridad y la violencia y simplificar los procesos administrativos para promover la eficiencia gubernamental que ralentiza y desalienta la inversión… ah y, sobre todo, que Sheinbaum deje de manejar una realidad alterna, igual que lo hizo su antecesor.
EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorando en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…
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