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Ya estamos en una dictadura

2020-10-02 | Armando Vásquez A. | Sección:

SI NOS GUIAMOS por lo que escribió el alemán Carl Schmitt en su libro La Dictadura (1921), México la vive en estos momentos.

No se trata de visualizar el término dictadura desde el punto de vista de la bota militar aplastando a la ciudadanía, al menos de momento, pues es un efecto de largo plazo que muy posiblemente nos ocurra.

Schmitt establece que un país sufre una dictadura desde el momento de la suspensión de la democracia al apoderarse de los medios que la fortalecen como ocurrió con la imposición en el consejo del INE de algunos personajes, entre los que destaca John Ackerman –entre otros--, cuya polémica se dio pero allí está, dispuesto y listo para atender las disposiciones de su patrón Amlo y sus deseos de conformar la 4T.

A su vez establece que las bases democráticas se socavan desde el momento en que se suspende el Estado de Derecho, asimismo que conlleva toda violación de principios democráticos que tenga lugar por la vía de la excepción (es decir, que gobierna alegando en su imaginario lo que la gente necesita y actúa en consecuencia con lo que predomina el control sobre los concensos y discensos) y todo ejercicio de dominación estatal que prescinda de la mayoría.

La dictadura supone la dominación de un procedimiento en el que está interesado exclusivamente en el logro del resultado concreto a través de una excepción que es una exclusión y/o bien, segregación de lo que está establecido o aceptado legalmente.

En este contexto podemos ubicar a Amlo en su deseo innato del cumplimiento de su capricho por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que aprobara la propuesta de una consulta pública para enjuiciar a los expresidentes siendo que la ley ya cuenta con los procedimientos legales para ello.

Lo que hicieron los magistrados, que ya contaban con un proyecto macizo para darle la negativa, fue lavarse las manos y que la pregunta para realizar esa consulta se modificara.

Originalmente decía:

"¿Está de acuerdo o no con que las autoridades competentes, con apego a las leyes y procedimientos aplicables, investiguen, y en su caso sancionen, la presunta comisión de delitos por parte de los ex presidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto antes, durante y después de sus respectivas gestiones?"

Y quedó de la siguiente manera sin poder modificarse:

"¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco Constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?".

Con ello los magistrados rechazaron un proyecto que legalmente no permitía tan siquiera esa consulta violatoria de las leyes vigentes. https://refor.ma/jE-baiJdW

Sigamos con Schmitt quien establece:

El dictador actúa, es un comisario en acción, pero no tiene ningún interés en el derecho sino en lo simple ejecutivo. (No trasgrede la ley pero tampoco la ejecuta. Un dictador gobierna a punta de decretos). Que es lo que estamos viendo con Amlo a quien, cualquier disposición que establece buscan quienes lo rodean, en este caso la mayoría en el legislativo que son suyos, en aprobar sus mandatos sin chistar.

Asimismo en una primera etapa permite la libertad de expresión lo cual no significa que lo vaya a sostener sino que lo implementa como herramienta para buscar conformar los objetivos a largo plazo que una vez cubiertos, dicha libertad quedará en manos de aquellos medios que le son afines.

También conforme a Schmitt el dictador protegerá y defenderá a aquellas personas que ejecutan la dominación para lo cual requerirá cuerpos intermedios o comisarios como lo son los superdelegados y por supuesto sus secretarios y legisladores afines.

Debemos entender pues que la dictadura como tal ya la estamos viviendo y que recae en una persona que a diario –vía mañaneras--, mandata, promociona y ejecuta sus acciones relacionadas con un plan cuya base se finca en la conformación de un país donde la gobernanza viene a ser sustituida por lo que establece todos los días a través de sus mensajes continuos.

Aunado a ello, sus decisiones dictatoriales no cuentan con contrapropuestas valederas o de peso, toda vez que además de controlar los diferentes medios promocionales de sus palabras, ningunea, menosprecia y no toma en cuenta a quienes se le oponen.

Por último, un dictador establece que sus opiniones son irrefutables, difíciles de contrarrestar pues siempre tiene la razón y no permite un atisbo de duda en lo que establece, dictamina y ordena.

No deja lugar al debate de ideas y mucho menos a que otros personajes –de su corral o extraños--, le roben el escenario que conforma o conformará pues ello le es considerado como una debilidad a la cual no se da permiso de sufrir. Este es Amlo.

Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 30 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorado en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de CEO, Consultoría Especializada en Organizaciones… Cuando la unión de esfuerzos no es suficiente.

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