304 alcaldes asesinados: Silencio
CON EL ASESINATO de Carlos Manzo suman diez alcaldes en funciones asesinados durante lo que va del sexenio de Claudia Sheinbaum, a esto súmele dos ex presidentes municipales secuestrados y asesinados y uno reciente, que hoy está desaparecido.
Con Fox fueron ocho alcaldes en funciones o electos y seis ex presidentes municipales (14 en total). Calderón 31-20; Peña Nieto 37-48 y Amlo 23-50 que dan un total de 109-126: 304 y contando. El 95 por ciento relacionados con el crimen organizados siendo los estados más afectados Michoacán con 45 casos combinados, Guerrero 40, Oaxaca 35 y Veracruz con 30. La impunidad se presenta entre 90 y 95 por ciento de los casos.
Con el ritmo actual (uno por mes), 2025 cerrará con 12-15 muertos más, llevando el total histórico a 315-320 al final del año y si la tendencia sigue, durante el sexenio de Sheinbaum se superará a los últimos cuatro desde el año dos mil a la fecha.
México es el país que tiene el primer lugar en el mundo más letal contra funcionarios conforme al Informe Anual de ACLED sobre Violencia contra Funcionarios Locales 2024, publicado el 30 de mayo de 2025. https://goo.su/rvue
De los más de 2.600 eventos contra funcionarios registrados en 96 países durante 2024, México liderea con mil 170 incidentes (45% del total global), con un enfoque en asesinatos por crimen organizado (70% de casos). Le siguen Myanmar (guerras étnicas) India (conflictos comunales) donde la violencia es más dispersa pero menos sistemática contra líderes municipales, así como Nigeria y Filipinas.
Ya dimensionado el problema global, ¿porqué asesinatos de alcaldes como Carlos Manzo no alcanzan a propagar pólvora que cause un descontento generalizado en el país?
La explicación obedece a siete razones:
Primero. - Por la fragmentación territorial: “Le pasa al vecino, no a mí”. Hablamos de dos mil 445 municipios o realidades distintas. Un alcalde muerto en Malinaltepec (Guerrero) no moviliza a Monterrey o CDMX.
Resultado: indignación local, nunca nacional. Ejemplo: Ayotzinapa (2014) prendió porque eran 43 estudiantes; así hubieran sido 43 los alcaldes muertos en este año no encenderían la pólvora.
Segundo. - Hay una fatiga emocional y desensibilización al ser un alcalde mensual en promedio. El asesinato se vuelve noticia de 8 columnas un día, meme al siguiente, aunque suene feo. “Ya van tantos que ni duele”. Conforme a una Encuesta paramétrica (noviembre 2025) se estima que solo uno de cada siete mexicanos recuerda el nombre del último alcalde asesinado”. aún y cuando sea tendencia temporal en X y otras plataformas.
Tercero. - Reflejan una “ausencia simbólica nacional” como víctimas. Lo jóvenes de Ayotzi (en 2014), eran jóvenes, con futuro y ha sido manejado como símbolo de represión. Los 304 alcaldes del 2000 para acá no dejan de ser políticos con las características que le ponen los ciudadanos y se ven “lejanos”, como parte del sistema, más que víctimas inocentes. Incluso Sheinbaum deslegitimó el dolor al decir ayer que no todos los alcaldes eran intachables y tomó como referencia al linchamiento de Acasio Flores por presunta corrupción.
Cuarto. - El control mediático y narrativa oficial del gobierno federal (AMLO/Sheinbaum) culpa al pasado: “Es herencia de Calderón/Peña” con lo cual se desvía la responsabilidad. Medios afines (MVS, La Jornada) minimizan bajo títulos típicos: “Alcalde ejecutado en Michoacán; investigan móviles”. Nunca van a manejar: “304 líderes municipales asesinados en 25 años” para dimensionar la problemática.
Por su parte las redes sociales: #JusticiaParaManzo conllevó 10 k interacciones y #NarcoGobierno 1.2 M, pero el algoritmo entierra el tema.
Quinto. - Hace falta un liderazgo nacional unificado como el de Ayotzinapa en el cual los padres y normalistas realizan marchas y ejercen presión internacional, en cambio los alcaldes asesinados si acaso los focos de movilizadores los llegan a ejercer familiares aislados y sin coordinación. A esto hay que agregar que las asociaciones de alcaldes se quedan calladas pues muchos temen a represalias y la oposición utiliza el tema en período electoral, no para movilizaciones.
Sexto. - Hay miedo, parálisis: “Si hablo, soy el siguiente” pues 70 % de los municipios son controlados por narco conforme al Centro de Investigación y Docencia Económicas 2025 citado en El Economista. Los alcaldes vivos callan para no ser el 305. Según la última Encuesta del INEGI el 82 % de los presidentes municipales no denuncian amenazas por miedo.
Séptimo. - La ausencia de un “momento catalizador” visual. Por ejemplo, en el caso Ayotzinapa se presentan fotos de 43 rostros y con los alcaldes se observan cuerpos desmembrados, sin rostro, sin nombre. En el caso de Carlos Manzo del primero de noviembre el video del ataque se hizo viral en X con dos millones de vistas, pero 48 horas después fue desplazado por el trading #DíaDeMuertos lo desplazó. Es cruel, pero es la realidad.
En este tenor y en contraparte, ¿qué podría encender la chispa?, aunque es una probabilidad baja que ocurra, un asesinato de un alcalde de CDMX pudiera tener un impacto nacional inmediato. Otro hecho difícil de imaginar es que por ejemplo hubiera una masacre de cinco alcaldes en un día lo que bien pudiera generar una rebelión transitoria, el linchamiento de un alcalde se volvería viral –como ya ha ocurrido--, pero nada más ¿y que le parece que Sheinbaum reconociera que vivimos en un “narco-Estado”, uf, colapsaría su credibilidad, pero nunca pasará.
Conclusión: No es falta de pólvora, es falta de oxígeno. Hay 304 cadáveres, pero no hay aire para que arda el incendio nacional. El sistema ha aislado, normalizado y silenciado cada muerte hasta convertirla en estadística.
Mientras un alcalde muerto siga siendo “noticia local” y no “crisis de Estado”, México seguirá enterrando a sus líderes municipales… en silencio. 304 nombres. 304 municipios sin voz. 304 razones para que el país despierte… pero no lo hace.
EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.
EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorando en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…
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