Seguridad: El pueblo puede salvarla

2025-07-04 | Armando Vásquez A. | Columna Archivo Confidencial
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LE HE SEGUIDO LA HUELLA al alcalde de Uruapan, Carlos Manzo y a su estoica lucha contra el crimen organizado, así como los diferentes posicionamientos que ha externado. Ahí la lleva, pero ya ha sufrido algunos tropiezos, no solo por la falta de organización en su estrategia de enfrentamiento, --tiren a matar, dice lo cual no es suficiente--, sino porque no ha sabido vender bien su idea y ampliar el abanico de participación ciudadana. No sabe cómo hacerlo.

Tengo años preguntándome cómo apoyo a la lucha contra la delincuencia, organizada o no, y siempre, siento que nos estrellamos todos cuando nos piden que hagamos denuncias e informemos vía el 911 o las anónimas vía 089.

Y lo hacemos en casos de poca monta, pero nunca vamos a denunciar el lugar donde venden droga o se reúnen frecuentemente los malandros (o cosas más graves) porque tenemos miedo y desconfianza por represalias al considerar una posible filtración y se sepa quien otorgó esos datos. No vale la pena arriesgar a la familia.

Pero hay otro factor que incide. Consideramos que “la seguridad es un asunto federal” y vemos que la Guardia Nacional o el Ejército conforman junto con policías estatales y municipales los llamados “mandos únicos” lo que ha tenido un efecto devastador en las corporaciones municipales que, cuando son débiles, el crimen encuentra un terreno fértil para operar sin contrapesos inmediatos.

Si bien la presencia militar puede generar una percepción inicial de orden, no están diseñados para las labores de policía de proximidad, investigación de delitos cotidianos o atención ciudadana. Su formación es para la guerra, no para la paz social.

En México, la policía municipal es a menudo la pieza más vulnerable, pero también la más estratégica. Tradicionalmente se les ha visto como la fuerza de choque, los "primeros respondientes" a la violencia o el crimen común. Sin embargo, para enfrentar a un crimen organizado cada vez más sofisticado y mutante, la verdadera herramienta que debe empoderar a estas corporaciones no es solo la fuerza bruta o el equipamiento, sino la inteligencia que son el ojo y cerebro que se requiere en este combate perpetuo.

Confiar únicamente en la capacidad de respuesta física de la policía municipal, sin dotarlos de herramientas para comprender, anticipar y desarticular la operación criminal, es condenarlos a una batalla constante y a menudo perdida. El uso indiscriminado de la fuerza, sin información precisa, puede incluso generar más violencia, desplazar el problema a otras zonas o, peor aún, vulnerar derechos humanos, lo que erosiona la confianza ciudadana.

Imaginar a la policía municipal como un mero "músculo" es un error pues debe percibir las dinámicas criminales subterráneas. La inteligencia policial municipal se refiere a la capacidad de recopilar, analizar e interpretar información relevante sobre actividades delictivas, grupos criminales, patrones de incidencia, vulnerabilidades del territorio e inclusive análisis financieros básicos.

Y es que cada municipio tiene sus propias dinámicas criminales, sus redes locales y sus particularidades sociales.

Muy bien, entendida esta dinámica la pregunta obligada es ¿y cómo puedo yo –o usted--, apoyarles sin meterme en líos por hacer una denuncia? Y no encontré otra respuesta de participación más que la siguiente: Hay que dignificarla y empoderarla. ¿Cómo?, he allí lo interesante.

En EU existen las fundaciones policiales como asociaciones de apoyo a la policía para que realicen eventos de recaudación de fondos y reciban donaciones privadas para complementar el presupuesto público. Estos fondos se utilizan para adquirir equipo especializado, tecnología, capacitación avanzada, programas de bienestar para los agentes y sus familias, e incluso becas.

En México pueden ser fundaciones o ONGs en una primera instancia con todos los candados que se imagine usted para cuidar actos de desvío de recursos o “compra” por parte del apoyo de unos cuantos, –debe haber ciudadanos que vigilen todos los pormenores--, paralelo al aspecto obligatorio del Estado. Pero hay que poner énfasis en el aspecto social, que el ciudadano sienta que está contribuyendo con su participación en mejorar este aspecto.

El gobierno de Alfonso Durazo, a raíz de una propuesta de una parte del sector empresarial, consideró la "Contribución para el Fortalecimiento de las Instituciones de Seguridad Pública, Procuración e Impartición de Justicia y para Promover la Competitividad del Estado", que alimenta el Fideicomiso para la Competitividad y Seguridad Ciudadana (FICOSEG), lo cual es relativamente reciente.

Se trata de incrementar de tres (que ya se da) a cuatro por ciento vía un “impuesto” a los empresarios con más de 100 empleados que redundaría en 900 millones de pesos anuales, que no está mal.

Sin embargo, aleja el sentimiento social/cultural/educativo de colaborar para que mejore esta lucha que fue un aspecto que no se tomó en cuenta cuando se desarrolló tal idea que aún no se concreta. No se entendió que lo importante es sentir que de manera directa estoy colaborando con una cantidad que pago con gusto a sabiendas de que contribuyo directamente en la solución de la problemática.

Además de los eventos pro policías, también podemos ayudar voluntariamente colaborando en campañas de redondeo permanente con las grandes cadenas comerciales, pero no solamente allí termina la propuesta, sino que la ampliamos un poco más allá como por ejemplo es viable incrementar en un peso o los que sean, en el costo de un sixpac, cigarros o todos aquellos productos en los cuales sea posible y factible la participación y recaudación municipal previos adecuados convenios y programas tecnológicos que detecten y redirijan ese apoyo.

Pero que se sepa que va dirigido al fortalecimiento de la policía municipal, que nos den el ticket donde se diga eso, incluso se puede extender en el cobro de cinco pesos o más en los prediales, agua o cualquier trámite municipal. Que pongan que es voluntario y nos lo agradezcan. Sería satisfactorio para uno. Si más damos en la calle a quienes nos piden limosnas, qué caray.

Insisto, el ciudadano sí quiere colaborar, pero no han surgido iniciativas de cómo hacerlo y que no pese en el bolsillo. Es cuestión de que se de el primer paso y eso sí, que vaya y veamos que va canalizado al mejoramiento de la policía municipal (no estatal ni federal y mucho menos que ingrese a la licuadora) y no se requiere de leyes para conformar un comité ciudadano recaudatorio.

Por cierto, en el caso de Carlos Manzo, el pensamiento general es cuándo lo irán a matar los malandros, reflexión que puede diluirse cuando incluya la participación tangible de los más de 380 mil ciudadanos que conforman su municipio y hagan suya la lucha de su alcalde.

EN FIN, por hoy es todo, el lunes le seguimos si Dios quiere.

Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorando en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…                                                                                                                                                                                                                                  

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