Las mesas de poder en México
VAMOS A ANALIZAR EL corazón político de México para lo cual requerimos generar una metodología a la mexicana. Hay que conformar dos tipos de mesas, las activas y las pasivas para comprender dinámicas y evaluación de políticas, identificar actores, orientar acciones e informar decisiones para abordar conflictos con un diagnóstico más claro.
Utilicemos la metáfora de “mesas de poder” en el México de la 4T en la que figuran la de Construcción, Destrucción, Resistencia y Conciliación/Diálogo y las pasivas: de Inacción, entre las que encontramos subtipos como de Cooptación, Observación, Conformismo, Innovación y por supuesto, la “Mesa que más aplaude” en un sentido paralelo a esta estructura diseñada.
Este análisis refleja un enfoque plural, incorporando la óptica de la 4T (construcción), sus críticos (deconstrucción), defensores de instituciones (resistencia) y mediadores (reconciliación).
Guste o no, la ideología dominante de la 4T, con su narrativa anti-neoliberal y populista, moldea el contexto y lidera por su conexión emocional con las mayorías, reflejada en encuestas (60-80% de aprobación) y victorias electorales, así como por la polarización, impulsada por la dicotomía "pueblo vs. élite" y que deslegitima a las mesas de resistencia y destrucción, mientras la reconciliación lucha por encontrar terreno fértil.
La mesa de construcción es el epicentro del proyecto transformador de Morena, liderado por AMLO y Sheinbaum. Su objetivo es erigir un nuevo modelo político, social y económico basado en la justicia social, la soberanía nacional y el combate a la corrupción desde una ideología de izquierda, nacionalista y populista, agregue usted las diferentes acciones impulsadas, preponderando los programas sociales.
Ha generado, aunque sin las expectativas esperadas, Mesas Regionales de Construcción de Paz contra la Inseguridad y conformado una base popular de millones de beneficiarios. La ideología populista, que opone al "pueblo" contra la "mafia del poder", galvaniza un respaldo masivo, conformándose en ser el festín principal de la mesa que "más aplaude".
En este tipo de mesa –así como en la de reconciliación--, pudiéramos incluir un sub tipo que sería una “mesa de negociación”, pero le faltarían patas, por lo que es difícil de sostener por la polarización existente
A la mesa de destrucción podemos sentar tanto al mismo Amlo y Sheinbaum por el desmantelamiento causado y conocido y por el otro también a los opositores al régimen de cualquier tipo bajo la óptica que buscan deconstruir los proyectos cuatroteros y que tiene una voz fuerte en medios tradicionales, redes sociales críticas y organismos internacionales (como la CIDH), pero cuyo impacto en estos momentos se diluye frente al control político de Morena.
La mesa de resistencia agrupa a quienes buscan preservar instituciones, derechos o valores frente a las reformas de Morena. Tenemos partidos opositores, asociaciones productivas, comunidades indígenas, movimientos feministas, obrero y sindicales, de profesionales diversos, estudiantiles, religiosas, militares, intelectuales, guerrilla, organizaciones secretas, con apoyos fragmentados, limitados por la polarización y la narrativa deslegitimadora de la 4T.
La mesa de reconciliación o diálogo por su parte intenta mediar conflictos en un contexto polarizado. La integran líderes comunitarios, religiosos, empresarios, que también participan en busca de estabilidad, pero la siemprera polarización reduce el impacto de esta mesa, limitando su "aplauso" frente a las mesas más activas.
Las mesas pasivas, por su parte, como la sombra de la inacción o apatía, representan a sectores que no participan activamente en la política, como los abstencionistas y ciudadanos desinteresados o marginados. Este grupo, sin líderes definidos u objetivos, incluye jóvenes apolíticos, clases medias desengañadas, comunidades aisladas, incluso migrantes mexicanos, (ojo, políticamente). Su pasividad no genera "aplauso" directo, pero refuerza indirectamente la dominancia de la mesa de construcción al no contrarrestarla.
Mesa de Cooptación: En algunos casos, las mesas de diálogo del gobierno podrían interpretarse como intentos de cooptar a comunidades, organizaciones o actores para avanzar en sus proyectos sin oposición significativa. Sin embargo, esto se superpone con la "mesa de reconciliación" o incluso la "mesa de construcción".
La Mesa de Innovación que, en un sentido más amplio, podrían existir esfuerzos de actores (por ejemplo, académicos o empresarios) para proponer soluciones innovadoras al margen de la polarización, como propuestas de políticas públicas basadas en datos. Sin embargo, no hay evidencia clara de una mesa consolidada de este tipo en el período de la 4T.
Mesa de Observación: Podría incluir a actores que monitorean sin actuar directamente, como académicos o medios neutrales, (por ejemplo, analistas que critican a la 4T), pero suelen alinearse con la resistencia o reconciliación.
Mesa de Conformismo integrada por sectores que aceptan el statu quo sin cuestionarlo, pero esto se confunde con la inacción, ya que carecen de organización o metas claras y su dejar ser y dejar pasar, beneficia a la mesa de construcción, principalmente.
En cuanto a la mesa que más aplaude, la de construcción se lleva las palmas pues el resto de las activas tienen un aplauso más limitado por su falta de cohesión y menor alcance masivo. Las pasivas no tienen aplausos.
Para nutrir esta metodología, avíseme si me faltó alguna. ¿Y usted en qué mesa siente que está sentado?
EN FIN, por hoy es todo, el lunes le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorando en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…
Correo electrónico: archivoconfidencial@hotmail.com
Twitter: @Archivoconfiden
https://www.facebook.com/armando.vazquez.3304