Se irá a La Chingada… solo

2024-09-30 | Armando Vásquez A. | Columna Archivo Confidencial
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DEL MIÉRCOLES DOS AL mismo día, pero el 25 de octubre, si no aparece la imagen o nombre de Amlo en ese lapso, entrará a una etapa de olvido de la que no se podrá recuperar según los sicólogos que establecen que el ser humano requiere de 21 días seguidos realizando una actividad para que esta se convierta en costumbre.

Se requiere pues un lapso de ese tamaño en cualquier momento. Esto lo sabe el señor presidente quien a partir del miércoles regresará a ser el Peje.

No veo en medios informativos, ni con sus simpatizantes, cómplices, discípulos y hasta con su sucesora, que alguno lo haya nombrado como “estadista” … A lo mejor desconocían que era un elogio o simplemente no saben lo que significa. Pero no, en ningún lado se le colocó esa etiqueta que no cualquier ser humano tiene. En el culmen de su zalamería, se les fue.

Quiere parecerse –infructuosamente--, al estadista José Mujica, ex presidente de Uruguay, quien se pasea por América Latina desparramando conocimiento gracias a su vida plena de ex guerrillero, --integró el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, por lo que estuvo prisionero entre 1972 y 1984— político y filósofo sin pelos en la lengua quien ofrece la sabiduría de una existencia nutrida en la lucha mientras combate el cáncer. El próximo 20 de mayo, si llega, cumplirá 90 años. Amlo quiere ser ahora como Simón Bolivar, pero se queda corto, muy corto para lograr ese propósito.

Tampoco fue posible observar, de parte de sus hijos sobre todo, una muestra de cariño público o bien, algún detalle –un regalo en su cumpleaños, por ejemplo--, para entender que es una persona quizá sensible, que le intelige a eso de la familia y que supimos de su condición de ser humano, no por las demostraciones de afecto, sino por sus infartos. Al final del sexenio, dos o tres días antes, su esposa lo defendió discreta, por primera y última ocasión, cuando le gritaron dictador lo cual fue lo más cercano a un gesto amoroso real.

Previsor, construyó una clínica tipo Dinamarca a cinco minutos de su finca donde atenderá sus dolencias propias de su vejez.

Si no lo pelan ni esposa e hijos, se entiende la razón por la cual permanecerá unos días más en CDMX –no necesariamente en Palacio Nacional—que no será para aclimatarse como ha justificado su estancia sino porque no quiere enfrentar la soledad que vivirá en su finca de casi hectárea y media, La Chingada en Palenque, Chiapas, a donde, ni su Beatriz se quiere ir. Vivirán separados. No sabe vivir solo, allá se volverá más rencoroso y amargado… Y, aparentemente, sin el poder del Estado.

El próximo 13 de noviembre López Obrador cumplirá 71 años. De seguro le cantarán Las Mañanitas una parte de sus aduladores, no muchos, (recuerde este indicador en su momento), y quizá se le acerque la familia cercana porque vive su séptimo año como presidente y convivan, pero al otro día cae jueves y hay que ir al trabajo o a las actividades rutinarias. Se va a alegrar que se vayan pronto pues es un tipo que se aburre muy fácil y está muy acostumbrado a la urbe de hierro.

Dijo que iba a escribir otro libro más y que lo publicaría dentro de cuatro años. No creo, lo más seguro es que ya lo tenga listo para soltarlo en el momento en que se encuentre más enfadado, aburrido y decida tener gente a su alrededor alabándolo y echándole flores.

Como dijo Porfirio Muñoz Ledo en una entrevista, a lo que más teme López Obrador en su vida es a morir a balazos. Le teme mucho a los tronidos fuertes. Es como Claudia Sheinbaum quien se asustó en una de sus manifestaciones en campaña cuando unos chamacos le prendieron cerca fuegos artificiales, cuetes tronadores y la entonces candidata se sobresaltó muy feo según se observa en un video.

Así está Amlo quien de seguro querrá tener cerca a guardias personales para que lo cuiden en sus idas a restaurantes, cuando viaje en carreteras, camine por su fina, quiera ir a dormir o al baño. Eso de vivir en zozobra no es propiamente una vida placentera.

Tampoco podrá viajar muy lejos: al norte, (Estados Unidos o Canadá), ni al sur (por Argentina y Milei), pero sí puede ir a los peores países donde se podrá llenar de pobres que tanto le gustan, hasta hartarse como ocurre en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Por aquello de ser ejemplo de la austeridad franciscana, habrá que olvidarse de vuelos y vacaciones por Europa o Asia. Si acaso, Rusia y alegando que fue invitado con los gastos pagados.

Sus invitaciones a eventos especiales, si acaso siguen juntos como pareja, los aprovechará su esposa para llevarlo como trofeo a galerías, museos, fiestas culturales y un sinfín de actividades populares, pero no a actos de la intelectualidad que no le favoreció ni con artistas a quienes decepcionó. Se manejará sin duda con aquella estrategia práctica: donde te quieren mucho, ve poco.

Y, por último, pero no por ello menos patético, se dará cuenta de que por más apoyos que haya entregado llegará el momento en que la gente no le agradecerá nada, sentirá que era su deber como gobierno y se dará cuenta de que vive en la tierra de la tribu Cochitrán, que es una combinación formada por cochi y alacrán.

Así que López Obrador deberá vivir en La Chingada que será su cárcel personal. Da cierta lástima, pero como decía la rana René, luego veo el daño que causó y se me quita. Bien merecido lo tiene. Que viva como apestado.

EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.

Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorando en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…                                                                                                                                                                                                                                  

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