Caso Polonia vs México
POCO DESPUÉS de la segunda guerra mundial, Polonia fue “colonizada” por la URSS y su régimen socialista-marxista-leninista-unipartidista siguió por los siguientes 45 años, hasta 1989 cuando desde la clandestinidad el movimiento solidaridad, cuya principal figura interna en el país era Lech Walesa y en lo exterior el Papa Juan Pablo II, lograron aplacar el comunismo hasta conformarse en una nación con las constantes propia de la derecha entre las que sobresale el libre mercado capitalista.
Para el año 2005 se conformó en populismo y aplicaron algunas estrategias muy propias: aplicación de programas sociales de apoyo económico directo como capital político, cambios en sus libros de texto similar al adoctrinamiento de México pero de derecha, conformación de un partido político supremo que desde entonces no ha dejado el poder, apoderamiento total del poder legislativo, colocación en diferentes cargos públicos de seguidores políticos, cooptación de medios de comunicación, así como de las fuerzas armadas, entre otros aspectos y el intento de sometimiento del poder judicial a través de leyes que, en el experimento, expidieron en una treintena de iniciativas aprobadas. No fue una sola.
En México es similar, pero populismo de izquierda –con valores contrario a los de derecha--, que se encuentra en la última etapa mencionada, la transformación del poder judicial. En Polonia empezó a germinar la idea del control total de los tres poderes a partir del 2015, cuando se despidieron de un manotazo de mil 800 de los diez mil jueces existentes.
Se manejó la desaparición de la carrera profesional --no se elegían por elección popular, sino con nombramiento directo y exclusivo del presidente de ese país--, se achicó de once a cinco los magistrados de la suprema corte y se estableció un órgano de control total, vigilante, inquisidor, contra los juzgadores cuyas reglas se aplicaban a aquellos que no estaban de acuerdo con lo dictado por el gobierno (igual como pasará en México) e incluso podían ser tachados de “traidores a la Patria” al emitir una simple declaración contraria a los dogmas populistas, entre otras acciones. https://n9.cl/5kv4bw
El pueblo polaco al principio protestó. Los estudiantes salieron a la calle. Pero no pasó de allí de tal forma que para el 2017 se aprobó prácticamente –no completamente--, la reforma al poder judicial y mediante leyes diferentes que se aprobaban una y otra vez –como que estaban a prueba y error, como ocurrirá en México de aprobarse--, los legisladores le dieron para adelante a dicha transformación que luego vetó en parte (ese mismo año) el presidente polaco ante la presión de la Unión Europea, pero la maquinaria ya estaba en marcha.
Sin embargo, la UE no estuvo conforme y conminó al gobierno a que abandonara una y otra vez el sometimiento de la autonomía judicial alegando que atentaba contra los designios de dicha unión de países europeos entre los cuales y concretamente, predominaba la democracia como régimen de gobierno.
Los polacos, con el sentido fresco a través de sus ancestros de las penurias e infierno vivido en la era comunista, no han dejado de votar por el Partido Ley y Justicia, conocido por sus siglas como PiS y que ha tanto a llegado que ya se maneja la idea de conformar un solo partido –como en los comunistas o lo que tanto quiere López Obrador--, para que continue en el poder y en su interior se diriman las controversias.
El gobierno de Polonia se tomó su tiempo ante la exasperación de los representantes de la Unión Europea pero empezaron a tener problemas con otros países como Bruselas y Rusia, entre otros, relacionados con el manejo del derecho internacional y comercio.
Hasta que por fin un buen día y tras un manotazo al escritorio, a principios de junio del 2023 el presidente dio su brazo a torcer y abrió –entre otras--, la herramienta de la transparencia como medida de vigilancia externa y por decretó restituyó algunas disposiciones hasta encaminar el sistema de justicia por donde quería la Unión Europea que para entonces había decidido expulsar a Polonia y someterlo a pagar las deudas directas que tiene con dicha organización.
También influyeron fenómenos como el Covid y la guerra Rusia-Ucrania que le endilgó a Polonia la llegada de un millón de refugiados en cuyo tratamiento participa activamente la UE.
Llama la atención que, en México, esa nata de democracia que tanto pregona López Obrador para justificar la elección de jueces y el uso de la tómbola, no fue posible implementarla pues su régimen populista de izquierda realmente apenas empieza a madurar. No como en Polonia.
Aunque se habla de la aprobación de la mencionada ley del poder judicial, también se ha establecido que irá mejorando conforme avance, es decir, la misma ruta que en Polonia donde se erigieron una treintena de nuevas leyes exclusivamente para redefinir el camino.
Sin embargo, como dice la presidenta Norma Piña, el principal escollo que trae esa ley es la falta de un reglamento que encauce la operatividad de las mencionadas elecciones, lo cual, con todo y la aprobación es un problema de enormes proporciones al no venir contemplado en esa iniciativa.
Y si, es posible que en su momento y ante los tratados internacionales, sobre todo el de comercio con EU y Canadá, el gobierno mexicano, con Claudia Sheinbaum a la cabeza, tenga que recular cuando quede fuera de los acuerdos y le exijan el pago de la deuda que se tiene con la primera potencia mundial. Remember Polonia.
EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorando en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…
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