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¿Y a usted cómo le va con la 4T?

2019-11-20 | Armando Vásquez A. | Sección: Principal

LA PRÓXIMA VEZ que vaya usted al súper a comprar los alimentos fíjese muy bien en los precios.

Hay una forma de medir si vamos bien o vamos mal y eso nuestras esposas lo saben muy bien desde el momento en que al adquirir los productos observan que en el carrito caben menos cosas y se gasta más.

Ese, estimado lector es el mejor indicador de que algo está mal en la economía del país.

Si bien es cierto que acaba de pasar el Buen Fin y las empresas vaciaron sus bodegas de productos que no se vendieron en lo que iba del año y sus inventarios era necesario vaciarlos, también es muy, pero muy cierto que no hubieron las ofertas esperadas en materia de alimentos, sobre todo.

Si, hasta compré una llanta para mi carro en Aurrerá a un precio aceptable de 880 pesos, pues era ring 15, pero me fije que lo que corresponde a la Canasta Básica no hubo la gran cosa en rebajas.

Todo lo que es el pipirín pasó de largo en este megapuente que acabamos de pasar.

Poco a poco los precios de los productos prioritarios se están incrementando, dos, cuatro y hasta diez pesos. Como uno compra la tortilla de maíz, vemos que de 20 pesos se fue a 22. Dos pesitos más, piensa uno y como no pesan tanto los deja pasar. Y está a dos cuadras de mi casa.

Y uno se pasa al supermercado del Rosal, allí en la colonia Jesús García y ve lo caro que está el tomate y uno compra lo necesario. Con el aguacate es otra cosa, muy caro el pequeño, arrugado, qué se les pudra piensa uno, ya bajará. Pero no baja. El aguacate grandote, ufa 77 pesos el kilo en la frutería que tengo a cuatro cuadras de la casa.

Por eso me dice mi doña: hay que esperarnos al día de la fruta y la verdura en el súper o en el Soriana de la Juárez –a un lado del cine--, que está un poco más alejado pero que es donde realizamos las compras normales de manera natural.

Haciendo cuentas, en la reunión de familia que tenemos en casa, donde estamos mis dos hijos, mi señora y un servidor, de pronto nos dimos cuenta que gastamos mucho en alimentos. Nos pegó directo en la economía pues de mil y pico semanales hace unos meses, se elevó a poco más de dos mil pesos s e m a n a l e s. Qué tragones somos, pensamos en su momento, pero no, los productos subieron de precio.

Y no lo digo yo, aunque lo padezca, sino el Índice Nacional de Precios https://bit.ly/2Xv5Lcl

Eso sin contar con los gastos de gasolina –en la casa son tres carros--, el pago de energía eléctrica que no ha bajado, al contrario, subió mínimo mil pesos extras en estos meses que se supone que ya no usamos la refrigeración. Eso sí, a apagar los focos que no se utilicen. Sin contar el pago del teléfono que es más menos de 600 pesos que lo aguantamos por el Dish y por el internet. Nunca hacemos, ni recibimos llamadas pues no lo necesitamos.

Ojalá tuviéramos otra opción de internet, pues como sea el Roku –250 pesos mensuales--, nos quitaría una parte del gasto mensual de Telmex.

A eso agréguele el pago de los celulares. El agua, que como sea se ha incrementado en la casa de 400 a 600 pesos mensuales –en mi oficina sigue en casi 900 pesos mensuales--, por lo cual tuvimos que implementar un sistema de lavado de ropa –que suponemos que es donde está el quid—aprovechando los 20 kilos de la lavadora.

¿Ropa, zapatos? Parecemos fotografías. ¿Pago de prediales, placas de los carros y demás costos que nos amerita tanto el Ayuntamiento como el Estado?, pues súmele. Así como el pago mensual por la casa.

Se acabaron las posibles vacaciones. Las tarjetas de crédito al tope.

¿El gas?, subió en los últimos dos meses algo así como 20 por ciento pues tenemos tanque estacionario y nos damos cuenta de cuánto nos dura los 500 pesos que le ponemos al mes (que es insuficiente) y que en este diciembre durará mucho menos por aquello de las comidas decembrinas.

Los pagos de las colegiaturas –bendito Cobach que no los ha incrementado gran cosa, algo así como dos mil pesos el semestre--, o la UES donde mi otro chamaco recibe el bienestar propio de los beneficios de ser sindicalizado por ser el caso de mi señora.

Eso es en la casa, pero en la oficina que es propia GAD tras el pago durante buen tiempo, es otra cosa. Hay que pagar el gasto propio semana de los colaboradores que trabajan conmigo, así como luz, agua, teléfono, impuestos, que sí han subido, ¡pues claro que afecta a mi empresa y a mi casa!

¿Qué tenemos mi esposa y yo doctorado?, eso no es garantía de nada. Hay que pagarle a los colaboradores y sufragar los gastos de la casa a cómo de lugar.

Todos comen. Viven, requieren sufragar sus necesidades. Y a cómo vamos ni los vicios vamos a poder sostener como el cigarro y la cerveza que van a aumentar de manera exagerada a partir de este diciembre. Lo bueno es que hay amigos que nos ayudan con ese gasto extra.

Y yo que soy empresario mini chiquito, no quiero ni pensar en los empresarios que tienen decenas o centenas de empleados.

Eso sin contar con los inconvenientes: enfermedades, descomposturas de carros, algún accidente, y todo aquello que requiera un gasto. ¿Sabe lo caro que cobran los plomeros y electricistas?, qué ni te vayan a agarrar en un retén con aliento alcohólico porque son mínimo ocho mil pesos.

¿Dónde están aquellas manifestaciones en contra del incremento de la gasolina?

¿Idas al cine, --bien por el Roku y Netflix--, a un restaurante o ir a bobear a alguna tienda departamental?... olvídelo.

Y somos una familia de clase media. ¿Cómo la estarán pasando aquellas que apenas ganan uno, dos o tres salarios mínimos? Cielos.

¿Y a usted lector, cómo le ha ido y cómo ve su futuro, con la cuarta transformación?

Saque cuentas y me dice.

EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.

Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 30 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorado en Administración Pública. Es director general de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de CEO, Consultoría Especializada en Organizaciones… Cuando la unión de esfuerzos no es suficiente.

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