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Presupuesto 2020 de vacas flacas; a administrar la pobreza

2019-11-19 | Arturo Soto Munguía | Sección:

Arturo Soto Munguia

No son buenos tiempos los que se avizoran en materia de finanzas públicas en Sonora.

En términos reales, el estado dejará de percibir más de mil millones de pesos en fondos y partidas del presupuesto federal, lo que obligará a contratar deuda por un monto similar, de acuerdo a lo estimado en el proyecto presentado el pasado viernes al Congreso local por parte del secretario de Hacienda.

Con décadas de experiencia en su área, Raúl Navarro Gallegos es garantía a la hora de “correr el lápiz” y diseñar, junto con el tesorero Daniel Galindo un presupuesto responsable y adecuado a los nuevos tiempos de austeridad republicana, por lo que todas las dependencias estatales verán reducidos sus ingresos para servicios personales a través de medidas de control y disciplina financiera.

Las únicas áreas que no verán reducidos sus gastos son las estratégicas: salud, educación y seguridad. De allí en fuera, viene fuerte el apretón del cinturón.

El paquete económico contempla obtener ingresos por 70 mil 262 millones de pesos para atender todas las necesidades del estado, y ahora la pelota está en la cancha del Poder Legislativo, donde los diputados habrán de analizar y en su caso aprobar o modificar la iniciativa en función de lo que consideren sus prioridades, entre las que sobresale la asignación de más recursos para los municipios.

A esto debe agregarse la incertidumbre porque en la cámara federal de diputados, que tenía el 15 de noviembre como fecha límite para aprobar el presupuesto, no se ha podido siquiera sesionar en orden debido a las movilizaciones campesinas que presionan, al igual que otros sectores productivos, por mayores recursos para el campo.

Si el 2019 fue un año de vacas flacas, el 2020 se avizora más crítico, con menos recursos para estados, municipios y sectores productivos, y mayor presupuesto para programas de asistencia social, operados desde el gobierno federal.

El debate por las nuevas reglas de operación y criterios de distribución del presupuesto ya hizo entrar en conflicto al mismo presidente de la República con los diputados de la coalición que encabeza Morena, a quienes sugirió el remoquete de corruptos cuando le reclamaron la necesidad de gestionar recursos para sus representados.

El presidente no se equivoca cuando sostiene que la gestión de esos recursos se convirtió en una empresa muy redituable por sus “moches”, pero sugerir que hasta sus diputados están tocados por la sombra de la corrupción al querer mantener las prácticas del pasado, hay mucha distancia y una falsa (o al menos apriorística) premisa en el sentido de que todos son corruptos menos yo.

No sólo los diputados, incluyendo los de Morena están preocupados por el rumbo que están tomando las cosas. También los alcaldes y gobernadores observan cómo sus recursos serán drásticamente reducidos, lo que acotará seriamente su capacidad para construir obra pública y desarrollar sus propios programas sociales.

A querer y no, en esas obras y programas todos fincan parte de la legitimidad de sus gobiernos. La gente reclama servicios públicos eficientes, infraestructura urbana, deportiva, hospitalaria y demás. Las expectativas electorales de quienes hoy desempeñan un cargo público, se reducen sustancialmente si no cumplen con ello.

Y eso los trae francamente preocupados pues ya tuvieron, en el caso de los alcaldes, un primer año de la cuarta transformación en el que la obra pública brilló por su ausencia y los servicios públicos tuvieron, en casi todos los municipios, severos problemas. Como sea, eso se traduce en votos.

¿Con qué cara van a ir los diputados a sus distritos a pedir nuevamente el voto, si quieren reelegirse o aspirar a otro cargo? Y los alcaldes no estarían en una situación diferente, con el agregado de que el efecto AMLO 2018 no volverá a repetirse, al menos no con la intensidad de ese año.

La alcaldesa de Hermosillo, Célida López lo resumió en una lapidaria frase durante una reunión que sostuvieron alcaldes, diputados y senadores con la gobernadora del estado, para abordar el tema presupuestal: estamos de acuerdo con los programas sociales del presidente, pero con ellos no se pavimenta, dijo. Y tiene razón.

II

Ni se pavimenta ni se construyen carreteras, ni casas, ni parques ni hospitales ni otras cosas que son responsabilidad de los gobiernos en sus tres niveles.

Y a propósito del tema, los que andan bien activos recorriendo el estado desde San Luis Río Colorado hasta el sur profundo, son los titulares de Sedesson, Manuel Puebla y de Coves, Ely Sallard, que ayer estuvieron acompañando a la gobernadora Claudia Pavlovich en la entrega de viviendas en la zona rural oriente de Hermosillo.

Solamente en esta capital ya van 198 casas entregadas mediante el programa Vivienda para todos, dirigido a las personas que no pueden acceder a un crédito de Infonavit o bancario. Desde que comenzó el programa en 2016 han sido beneficiadas 792 familias en todo el estado.

III

Más de 3 mil 500 personas fueron beneficiadas con la entrega de lentes que a través del programa “Una mirada con causa” realizaron los dirigentes del PRI Ernesto de Lucas y Kitty Gutiérrez en municipios como Álamos, Navojoa, Guaymas, Cajeme, Nogales, Caborca y Hermosillo.

Previo examen y diagnóstico, les fueron entregados sus anteojos, con lo que mejorarán su calidad de vida. Por cierto el Pato de Lucas sostuvo que en este programa de gestión se encontraron con muchas quejas de la gente en el sentido de que los gobiernos de Morena les han dado la espalda.

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